Tienes colgada una toalla en el tendedero.
Una toalla que parece estar a media hasta, ondea con poca gracia, lánguidamente.

Siento pena por ti, y dolor por tus amigos y por tu familia, cuantas preguntas pasarán sus cabezas, preguntas sin respuesta, cuantos cargos de conciencia.
¿Hubo algo que pudimos hacer y no hicimos? ¿Que señales había y no entendimos? Porque no supimos ver en tus ojos el profundo precipicio en el que estabas hundido.
Has dejado tu casa vacía.
Mientras tiendo la colada miro hacia mi derecha y veo tu toalla, ya está seca, esta noche deberías cogerla sin falta, pero no vendrás, no vendrás esta noche ni nunca.
Que descanses A.