En la puerta, a la salida del colegio, las tardes empiezan a ser frescas y oscurece más pronto.
Esta sentada en un banco,
frotándose las manos y esperando que salga su hijo, merienda a punto, casi
nunca puede ir a buscarlo porque trabaja mucho y hasta tarde.
En el banco del lado estan
sentados tres ancianos, riendo, felices, contándose cosas y con el paso del tiempo
marcado en sus cuerpos, se ven muy bien.
Griterío. Salen los
niños, corren, saltan y se comen la vida a bocados.
Toma, tu merienda.
Deseo que vivas feliz.
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